En el momento en que leas esto, habra otro Presidente de Chile. Sera seguramente una nueva etapa, una en que los protagonismos seran distintos.
Yo aun no se quien sera, porque aun no termina el dia.
Pero lo que puedo asegurar es que cada vez sera menos extraño ver a los perros pasear al lado de extraños.
Mientras pensamos en el rol de la mujer en la politica, de la inclusion de las minorias o de la generacion de empleos, los perros ahora son reunidos en grupos, grandes o pequeños, para salir a pasear, lejos de sus dueños.
En un pais donde la natalidad esta en franca disminucion, donde la poblacion envejece comodamente sentada frente al televisor y donde hay niños de menos de cinco años con estres, resulta alarmante ver como las parejas evitan asumir la responsabilidad de criar un hijo y prefieren tener mascotas, algunas con mas pedigri que otras, para probar. Para ver si se la pueden.
Yo mismo, de tener la plata, me compraria feliz un Pug. Son harto caros y por ahora estoy bien encariñado con Monillo.Tengo un super peluche de uno de estos perritos y con Pati armamos practicamente un catastro de los Pugs santiaguinos, al punto de ver uno de lejos, dejar de hacer lo que sea que estabamos haciendo e ir corriendo, o "pelando forros", segun sea el caso, para ir a conocerlo mas de cerca.
Enfin, el asunto es que no es poco comun ver parejas jovenes, de buen pasar, absolutamente adictas a sus mascotas, de manera casi enfermiza diria yo.
Consideran a sus perros o gatos sus hijos y como tales, viven mejor que una porcion no despreciable de hijos humanos.
Por otro lado estan los
paseadores de perros, que dia a dia ganan popularidad entre dueños de mascotas pues les ahorran la tarea de salir a pasearlas.
Me cuesta entender que uno quiera tener voluntariamente una mascota y le pague a alguien para que la saque a pasear, porque no hay tiempo o ganas o espacio suficiente. Como sea, es una postura comoda tener un objeto animado, que siente y que exige, que puedo vestir o adornar como quiera pero que a veces parece sobrar en la agitada vida capitalina.
Me parece una pena y una verguenza, simplemente, ver estos grupos de perros, acalorados y solos, paseados en masa o a veces individualmente, por gente que recibe dinero por ello y que tal vez disfruta, sin querer, de lo mejor que significa el tener una mascota.
Tener cosas porque hay que tenerlas, sin hacerse responsable por ello.
Y lamentablemente eso no va a cambiar, sea quien sea presidente.